Vi la alineación y pensé lo mismo que varios: España es el Barza reforzado. Jugaba Xavi, Iniesta, Pedro, Sergio, Piqué, Puyol y también Villa, que acaba de ser adquirido. Del Bosque se apoyó en la base de Guardiola para formar un finalista que, contra todo pronóstico, dominó y limitó a Alemania a muy poquitas chances.
Admito mi error: pensaba que España no podría jugar mejor que en la Euro 2008. Hoy probó que sí es posible. Acá cuatro razones de su triunfazo.
1. Porque acertó con Pedrito. Sentar a un punta como ‘Niño’ Torres y poner en su lugar a un “ofensivo” como Pedrito era sacrificar peso en el área por ingenio en la zona de creación. Era sumar otro buen pie a los que ya tenía con Xavi, Xabi Alonso, Iniesta y Sergio. Alemania nunca soportó en todo el torneo un rival que controle la pelota como España. No solo le quitó la posesión del balón (51%), sino que le ganó la iniciativa.
2. Porque ganó en lo que Alemania es teóricamente fuerte: la pelota parada. No fue vía Villa, tampoco gracias a un pase de Xavi, ni mucho menos como resultado de una victoria individual de Iniesta sobre Lahm o de Pedrito sobre Boateng. El gol triunfal llegó luego de un corner en el que Puyol saltó antes que Khedira y dejó out a Neurer. Mérito para un back de solo 1.78. Le ganó a dos torres defensivas que en promedio hacen 1.85. Apodado ‘Tarzan’, no fue el rey de la selva, sí del área.
3. Porque Alemania perdió poderío sin Muller. El técnico Low lo reemplazó por Trochowski (un volante mixto) y luego por Kroos (otro medio de equilibrio). Ninguno asegura volumen en el área ni habilidad para asociarse con Klose o Podolski. Toda la posibilidad ofensiva alemana pasaba por alguna triangulación esporádica y por algún chispazo de Ozil, nunca tan desaparecido como en esta semifinal. Un dato revela el desconcierto teutón: en los primeros 45’, Alemania solo pateó dos veces al arco. Lo demás fueron centros.
4. Porque es la mejor España de su historia. Un cuarto puesto en Brasil 1950. España no tenía más. Era una sucesión de equipos correctos que se terminaban diluyendo por falta de verdaderos cracks y un colectivo que funcione. Nunca como ahora España privilegió a la generación de los tocadores por encima de los metedores a lo Alkorta o Camarasa. El crecimiento del Barza, que aportó con 7 jugadores titulares al once finalista, ha resultado clave. Nadie juega mejor que España. Pregúntenle a Low.
