El deporte te puede llevar a lo mas alto, a tocar la gloria, la fama, tener admiracion y mucho dinero, ahi es cuando entra la educacion y los valores que uno aprendio de pequeño, sino pueden pasar casos como los de estos antiheroes del deporte. Hoy tocaremos el dramatico caso de Adriano que con tan solo 30 años ya esta acabado para el Futbol.
“He llegado a necesitar media botella de whisky para poder dormir”. no es la frase de un alcohólico anónimo, es de un futbolista que, en su momento, fue considerado el “Mejor atacante del mundo” y hoy, a los 30 años, es prácticamente un jubilado agobiado por sus problemas con el alcohol: Adriano.
Conquistó el mundo con sus goles, pero el alcohol, mujeres, malas amistades y sobrepeso provocaron su decadencia.
LA CORONACIÓN
El ascenso al “trono” fue rápido. En el 2001, a los 19 años, el Inter de Milán le pagó 10 millones de dólares al Flamengo por su pase con la esperanza de encontrar al “nuevo Ronaldo”. Tras dos temporadas a préstamo en Fiorentina y Parma, regresó a los “neroazurri” en el 2003 y se convirtió en una de sus “estrellas”. La prensa italiana lo bautizó como “El emperador”.
En la cúspide de su carrera fue goleador y figura del “Scratch” en la Copa América 2004 en Perú, y Copa Confederaciones 2005 en Alemania. A partir de ahí, todo fue en picada.
LAS NOCHES ITALIANAS
En agosto del 2004 su padre, Almir Ribeiro, fue hallado muerto en su casa de Río de Janeiro. Adriano entró en una depresión que lo hundió en el alcohol, según su propia confesión. Se hizo habitual verlo todas las semanas en las mejores discotecas de Milán y que llegara con resaca o ebrio a los entrenamientos. En el 2007, el DT Roberto Mancini lo sacó del plantel y fue prestado al Sao Paulo para que supere su alcoholismo.
CIUDAD DE DIOS
Adriano nació y se crio en una de las favelas más peligrosas de Río de Janeiro: Vila Cruzeiro, donde no ingresa ni la policía. Allí solía desaparecerse días enteros, cada vez que llegaba de Italia para sumarse a la selección. En una ocasión se filtraron unas fotografías en las que apareció portando un fusil y haciendo, con los dedos, el símbolo del “Comando Vermelho” (una de las mafias de narcotráfico más grandes de Río). También fue investigado por enviarle dinero al “capo” Fabiano Atanasio da Silva y por hacerle regalos y comprarle una moto a la madre del conocido narco Paulo Rogerio de Souza Paz.
“CONEJITAS” IMPERIALES
Desde que saltó a la fama siempre estuvo rodeado de bellas mujeres, especialmente de las que aparecen desnudas en portadas de revistas para caballeros, como Ellen Cardoso o Robertha Portella. Pero su gran amor fue la “personal trainer” Joana Machado, a quien le pagó un millón de dólares para que rechazara una oferta de “Playboy”. Cuando se terminó la relación, se perdió varios días en la favela y se llegó a decir que había muerto. La única que se salió del “molde” fue la bella administradora de empresas Cassia Menega, que intentó cambiar la vida de Adriano en el 2009, sin mucho éxito.
BALA PERDIDA
El 26 de diciembre del año pasado, el ariete, que ya estaba en Corinthians, saltó otra vez a las páginas de policiales luego que una chica de 20 años lo acusara de haberle disparado, tras salir juntos de una fiesta en el auto del jugador. “Siempre tienen que hablar mal de mí. Todo lo malo es por mí, yo tengo mi conciencia tranquila. Me quité mi camisa, le presté ayuda, solo cogí el arma después de que se disparara ella misma y se la di a la policía”, declaró.
CALÍGULA
Motivado, quizá, por su apodo de “Emperador”, imitaba al romano Calígula y solía organizar alucinantes orgías en Río de Janeiro. Una especialmente fue reseñada por el diario “O Dia”, que informó que en el bacanal había hasta un asno y un enano. Otro día, el transexual brasileño Patricia Araujo afirmó que participó en una fiesta de sexo en el apartamento de Adriano, horas antes de que la selección brasileña enfrente a Ecuador por las Eliminatorias.
DELANTERO DE PESO
Solo en el declive de su carrera, igualó en algo a Ronaldo. No fue con goles en Mundiales, sino por sus problemas con la balanza. Hace unos días fue despedido del Corinthians, de “Cachito” Ramírez, por no querer pesarse. “Tengo una relación con la bebida supernormal. Bebo solo unas dos o tres veces por semana”, dijo con desparpajo, en una entrevista, el último de los grandes talentos desperdiciados.
“He llegado a necesitar media botella de whisky para poder dormir”. no es la frase de un alcohólico anónimo, es de un futbolista que, en su momento, fue considerado el “Mejor atacante del mundo” y hoy, a los 30 años, es prácticamente un jubilado agobiado por sus problemas con el alcohol: Adriano.
Conquistó el mundo con sus goles, pero el alcohol, mujeres, malas amistades y sobrepeso provocaron su decadencia.
LA CORONACIÓN
El ascenso al “trono” fue rápido. En el 2001, a los 19 años, el Inter de Milán le pagó 10 millones de dólares al Flamengo por su pase con la esperanza de encontrar al “nuevo Ronaldo”. Tras dos temporadas a préstamo en Fiorentina y Parma, regresó a los “neroazurri” en el 2003 y se convirtió en una de sus “estrellas”. La prensa italiana lo bautizó como “El emperador”.
En la cúspide de su carrera fue goleador y figura del “Scratch” en la Copa América 2004 en Perú, y Copa Confederaciones 2005 en Alemania. A partir de ahí, todo fue en picada.
LAS NOCHES ITALIANAS
En agosto del 2004 su padre, Almir Ribeiro, fue hallado muerto en su casa de Río de Janeiro. Adriano entró en una depresión que lo hundió en el alcohol, según su propia confesión. Se hizo habitual verlo todas las semanas en las mejores discotecas de Milán y que llegara con resaca o ebrio a los entrenamientos. En el 2007, el DT Roberto Mancini lo sacó del plantel y fue prestado al Sao Paulo para que supere su alcoholismo.
CIUDAD DE DIOS
Adriano nació y se crio en una de las favelas más peligrosas de Río de Janeiro: Vila Cruzeiro, donde no ingresa ni la policía. Allí solía desaparecerse días enteros, cada vez que llegaba de Italia para sumarse a la selección. En una ocasión se filtraron unas fotografías en las que apareció portando un fusil y haciendo, con los dedos, el símbolo del “Comando Vermelho” (una de las mafias de narcotráfico más grandes de Río). También fue investigado por enviarle dinero al “capo” Fabiano Atanasio da Silva y por hacerle regalos y comprarle una moto a la madre del conocido narco Paulo Rogerio de Souza Paz.
“CONEJITAS” IMPERIALES
Desde que saltó a la fama siempre estuvo rodeado de bellas mujeres, especialmente de las que aparecen desnudas en portadas de revistas para caballeros, como Ellen Cardoso o Robertha Portella. Pero su gran amor fue la “personal trainer” Joana Machado, a quien le pagó un millón de dólares para que rechazara una oferta de “Playboy”. Cuando se terminó la relación, se perdió varios días en la favela y se llegó a decir que había muerto. La única que se salió del “molde” fue la bella administradora de empresas Cassia Menega, que intentó cambiar la vida de Adriano en el 2009, sin mucho éxito.
BALA PERDIDA
El 26 de diciembre del año pasado, el ariete, que ya estaba en Corinthians, saltó otra vez a las páginas de policiales luego que una chica de 20 años lo acusara de haberle disparado, tras salir juntos de una fiesta en el auto del jugador. “Siempre tienen que hablar mal de mí. Todo lo malo es por mí, yo tengo mi conciencia tranquila. Me quité mi camisa, le presté ayuda, solo cogí el arma después de que se disparara ella misma y se la di a la policía”, declaró.
CALÍGULA
Motivado, quizá, por su apodo de “Emperador”, imitaba al romano Calígula y solía organizar alucinantes orgías en Río de Janeiro. Una especialmente fue reseñada por el diario “O Dia”, que informó que en el bacanal había hasta un asno y un enano. Otro día, el transexual brasileño Patricia Araujo afirmó que participó en una fiesta de sexo en el apartamento de Adriano, horas antes de que la selección brasileña enfrente a Ecuador por las Eliminatorias.
DELANTERO DE PESO
Solo en el declive de su carrera, igualó en algo a Ronaldo. No fue con goles en Mundiales, sino por sus problemas con la balanza. Hace unos días fue despedido del Corinthians, de “Cachito” Ramírez, por no querer pesarse. “Tengo una relación con la bebida supernormal. Bebo solo unas dos o tres veces por semana”, dijo con desparpajo, en una entrevista, el último de los grandes talentos desperdiciados.
