Muchos de nosotros, al iniciar una rutina de ejercicios combinamos esta actividad con dietas hipocalóricas para reducir nuestro peso. No obstante, hay que preguntarse si es saludable combinar dietas y ejercicios y qué deben considerar las personas para mantener una buena nutrición y ejercitarse sin perjudicar la salud.
Judith Silva, catedrática de la Facultad de Nutrición de la Universidad Científica del Sur, explica que, por lo general, el 80% de las personas que acuden al gimnasio lo hacen para bajar de peso y una de las estrategias que utilizan es restringir el consumo de alimentos calóricos. Por ello, sienten más hambre tras las rutinas de ejercicios.
“Uno de los beneficios del ejercicio es la disminución del apetito, lo que conlleva un mejor control en el consumo de alimentos. No obstante, si las personas que inician una rutina en el gimnasio sienten más hambre es porque su alimentación en el transcurso del día está muy restringida en calorías, en especial de alimentos que nos proporcionan energía inmediata, como los que contienen un elevado porcentaje de carbohidratos (frutas, cereales, tubérculos, entre otros)”, añade Silva.
Debido a esto la especialista recomienda no evitar el consumo de alimentos que nos brindan energía.
El nutricionista Arnaldo Hurtado coincide en este punto. “Se debe procurar mantener un adecuado balance entre proteínas, carbohidratos y grasas. Mantener al menos 55% de carbohidratos del total de calorías y preferir los que contengan fibra y que sean integrales, puesto que aportarán energía con mayor facilidad a la hora de hacer ejercicio”, finaliza.
RUTINA Y COMIDA CONTROLADAS
“Las personas que siguen una rutina de ejercicios controlada (prueba de esfuerzo, test de riesgo coronario, etc.) y cuya dieta incluye los porcentajes de calorías necesarios de los diferentes nutrientes, sobre todo carbohidratos, no corren ningún riesgo. En muchos casos se indica la actividad física para evitar enfermedades como hipertensión arterial, obesidad, diabetes y síndrome metabólico”, señala el doctor Raúl Gutiérrez, especialista en deportes y salud.
“El ejercicio mejora la circulación, evita la pérdida de masa ósea, los músculos adquieren mejor elasticidad; la persona se siente bien psicológicamente, pues favorece su autoestima. Mejora el sueño, el apetito y el funcionamiento del aparato digestivo”.
PARA TENER EN CUENTA
Los especialistas recomiendan hacer una evaluación general del aspecto nutricional de las personas y del estado de salud antes de iniciar cualquier tipo de rutina de ejercicios.
Una evaluación inicial permitirá conocer qué tipo de ejercicios requiere la persona y permitirá medir si está logrando los cambios que se ha propuesto. Asimismo, podrá calcular las porciones de alimentos que requiere para mantenerse saludable.
La alimentación de una persona que va al gimnasio debe considerar todos los grupos de alimentos. Son importantes los carbohidratos con fibra para obtener energía y proteínas de alto valor biológico como quinua, lácteos, carnes y pescados.
Judith Silva, catedrática de la Facultad de Nutrición de la Universidad Científica del Sur, explica que, por lo general, el 80% de las personas que acuden al gimnasio lo hacen para bajar de peso y una de las estrategias que utilizan es restringir el consumo de alimentos calóricos. Por ello, sienten más hambre tras las rutinas de ejercicios.
“Uno de los beneficios del ejercicio es la disminución del apetito, lo que conlleva un mejor control en el consumo de alimentos. No obstante, si las personas que inician una rutina en el gimnasio sienten más hambre es porque su alimentación en el transcurso del día está muy restringida en calorías, en especial de alimentos que nos proporcionan energía inmediata, como los que contienen un elevado porcentaje de carbohidratos (frutas, cereales, tubérculos, entre otros)”, añade Silva.
Debido a esto la especialista recomienda no evitar el consumo de alimentos que nos brindan energía.
El nutricionista Arnaldo Hurtado coincide en este punto. “Se debe procurar mantener un adecuado balance entre proteínas, carbohidratos y grasas. Mantener al menos 55% de carbohidratos del total de calorías y preferir los que contengan fibra y que sean integrales, puesto que aportarán energía con mayor facilidad a la hora de hacer ejercicio”, finaliza.
RUTINA Y COMIDA CONTROLADAS
“Las personas que siguen una rutina de ejercicios controlada (prueba de esfuerzo, test de riesgo coronario, etc.) y cuya dieta incluye los porcentajes de calorías necesarios de los diferentes nutrientes, sobre todo carbohidratos, no corren ningún riesgo. En muchos casos se indica la actividad física para evitar enfermedades como hipertensión arterial, obesidad, diabetes y síndrome metabólico”, señala el doctor Raúl Gutiérrez, especialista en deportes y salud.
“El ejercicio mejora la circulación, evita la pérdida de masa ósea, los músculos adquieren mejor elasticidad; la persona se siente bien psicológicamente, pues favorece su autoestima. Mejora el sueño, el apetito y el funcionamiento del aparato digestivo”.
PARA TENER EN CUENTA
Los especialistas recomiendan hacer una evaluación general del aspecto nutricional de las personas y del estado de salud antes de iniciar cualquier tipo de rutina de ejercicios.
Una evaluación inicial permitirá conocer qué tipo de ejercicios requiere la persona y permitirá medir si está logrando los cambios que se ha propuesto. Asimismo, podrá calcular las porciones de alimentos que requiere para mantenerse saludable.
La alimentación de una persona que va al gimnasio debe considerar todos los grupos de alimentos. Son importantes los carbohidratos con fibra para obtener energía y proteínas de alto valor biológico como quinua, lácteos, carnes y pescados.
