
De hecho, la baja estatura ayuda al otorgar un centro de gravedad bajo al jugador, como en el caso de los argentinos citados, lo que brinda estabilidad, balance y equilibrio.
Sí es cierto que los jugadores altos son percibidos como torpes, aun así no lo sean. Los doctores Niels van Quaquebeke y Steffen Giessner, de la Universidad Erasmus de Rotterdam, analizando siete temporadas de la Champions League y de la Bundesliga, así como tres mundiales enteros, llegaron a la conclusión de que ante una situación ambigua los réferis tienden a cobrar fouls a los jugadores de mayor tamaño, aun así no hayan cometido faltas.