Lograr estar motivado ante una competencia, o ante un entrenamiento, es un elemento que los corredores o deportistas debemos tener perfectamente si pretendemos rendir bien. Es una parte del entrenamiento que no hemos de olvidar
Un corredor de maratón suele soportar durísimas condiciones de entrenamiento. En algunas ocasiones el día amanece despejado, la temperatura es agradable y hasta el aire parece invitarnos a ir a rodar junto a los compañeros, charlando y bromeando durante un rato. Entonces parece sencillo explicar por qué el corredor sale a entrenar.
Sin embargo, hay otros días en los que hace un frío o calor excesivos, el ambiente está demasiado húmedo o demasiado seco, el cuerpo se niega a moverse y el corredor siente que cualquier otra cosa que pudiera estar haciendo en ese momento sería más agradable que salir a entrenar. Pese a todo, el corredor realiza el entrenamiento. A veces, el plan de entrenamiento marca una sesión con un ritmo y distancia que pueden llevarse a cabo sin dificultad.
UN PLAN PARA MOTIVARTE
Hy veces, por el contrario que el plan de entrenamiento parece diseñado para provocar el odio hacia el entrenador, por ser más largo o intenso de lo que el corredor desearía, buscando el límite del organismo. Sin embargo, el corredor es capaz de tolerar el sufrimiento para salir más fortalecido tras superar la jornada. El día de la carrera casi todos los corredores padecen la dureza de la prueba en algún momento de la misma, u observan que las piernas no van al ritmo que su cabeza les ordena. La carrera se puede convertir en un suplicio interminable pero el corredor resiste, pese a todo, con un altísimo esfuerzo.
Entrenar bajo circunstancias agradables parece más fácil pero requiere un cierto grado de motivación. Llevar a cabo un plan de entrenamiento en el que se incluyan situaciones menos agradables requiere, sin embargo, un grado de motivación muy alto, que puede establecer la diferencia entre quienes salen a entrenar de vez en cuando y quienes siguen un plan de entrenamiento más serio. Esto ha llevado a pensar que la motivación es una de las variables esenciales de cara al rendimiento del corredor de maratón pues, aunque son las piernas del corredor las que se mueven, es la voluntad de su cerebro la que las empuja a moverse.
Se entiende que la motivación sirve para que los corredores sientan un alto compromiso y, por tanto, dediquen muchas horas de entrenamiento de forma perseverante, tolerando muchas veces la frustración o el dolor provocado por el esfuerzo físico durante los entrenos y las competencias.
Motivación necesaria
Si la motivación incrementa el compromiso, debemos pensar que cuanto más motivado esté un corredor mejor disposición tendrá para entrenar, cuidar su alimentación y realizar todas las tareas que requiere su preparación. Hay que controlar, no obstante, que no ocurra que una motivación excesiva empuje al corredor a sobrepasar los límites de lo que es adecuado para su preparación. Es decir, tener mucha motivación es algo positivo, pero no debe llegar al límite de provocar sobreentrenamiento.
Cualquier corredor, hasta el más motivado, en más de una ocasión siente que no tiene ganas de entrenar un día concreto. Los motivos pueden ser múltiples; a veces, por cuestiones relacionadas con el clima o las condiciones meteorológicas, debido a la dureza de la sesión de entrenamiento, por falta de recuperación, por echar en falta algo de compañía, y así por muchos motivos. El hecho es que a veces el corredor no siente suficiente motivación por un objetivo concreto, que podría ser una sesión de entrenamiento, una competencia o una actividad (como realizar ejercicios de fisioterapia, cuidar la alimentación, etc.).
En cierto modo, se podría comparar con una planta que deseamos arraigar en un espacio de tierra. Para que esa planta se desarrolle son necesarias varias condiciones que no se relacionan sólo con la calidad de la planta, sino con el cuidado diario. La motivación requiere de alguna forma algo de cuidado diario. Esto no afecta necesariamente a la naturaleza de la motivación, puesto que el deseo final del corredor puede mantenerse intacto aunque un día no salga a entrenar como tenía previsto, pero de la motivación del día a día depende en gran medida la calidad del trabajo en cada una de las sesiones.