Yoga. Alivia el Dolor de Espalda con el Yoga
Como ya habiamos hablado, en articulos anteriores, el yoga es una disciplina milenaria que conjuga ejercicios y respiración para perfeccionar la unión de cuerpo y mente.
Se ha revelado que el yoga es una solución eficaz contra el dolor de espalda. Hasta el momento la medicina occidental no había estudiado las posibilidades de esta disciplina en la lumbalgia, pero la experiencia de quienes la enseñan y practican y ahora también estudios como el realizado por expertos del Group of Health Cooperative y de la Universidad de Washington (EEUU) lo confirman: ciertas posturas o asanas alivian la lumbalgia, cuando ésta no se debe a una enfermedad subyacente.
"El yoga no es la panacea, pero puedo constatar que los alumnos nos refieren una mejoría e incluso la desaparición del dolor. Es corriente que dejen de tomar fármacos", explica Millán Castander, responsable de la Escuela de Yoga Sanatana Dharma en Pamplona.
"Una de las causas por las que vienen personas a esta escuela es el dolor de espalda, que suele ir acompañado de estrés, preocupación, nerviosismo, problemas para dormir. Normalmente tenemos dolor de espalda porque en esa zona se produce una carga muscular provocada por tensiones emocionales a las que no damos salida. Al estirar el músculo, lo que hacemos a la vez es relajarlo y así se colabora a que le llegue más sangre, se oxigene y tenga más posibilidades de recuperarse, eso no significa que el yoga sea una terapia", aclara.
Las bondades del yoga vienen dadas porque aumenta la flexibilidad y la fuerza, el tono muscular y libera la tensión pero también mejora la flexión de cadena y la flexibilidad lumbar y de los tendones. "Las asanas, los estiramientos, ayudan a crear un equilibrio entre la excesiva tensión de la musculatura posterior, demasiado fibrosa, como si el músculo fuera una rama seca, y la musculatura delantera, demasiado débil", precisa este experto con más de 25 años de experiencia.
Además, el yoga es compatible con el ejercicio físico. "Trabajan de diferente manera, el yoga lleva el estiramiento hasta el límite y en ese punto se relaja el músculo, se mantiene la respiración y el músculo cede un poquito, es decir, desarrollas la elasticidad. Al músculo que está acortado esto le va bien, pero cuando ya está estirado y precisa fortalecimiento necesitamos ejercicio físico".
Los efectos del yoga van más allá de lo corporal. "Los estiramientos están acompañados de respiración y relajación, con lo que poco a poco conseguimos interiorizar algo de esa actitud con la que hacemos las asanas para que en el día a día nos tomemos las cosas con más tranquilidad, aceptando las contrariedades y dificultades, que son una de las causas de las molestias de la espalda".
"En algunas personas -añade- la actitud mental con la que viven influye en el dolor. Con el yoga aprendes a aceptar el límite, no con resignación sino como invitación a superarlo, pero con suavidad. Esta actitud que se pone en la asana se puede llevar a la vida cuando tenemos conflictos laborales o de pareja, por ejemplo, de manera que nos ayude a buscar una solución y si no la tiene a aceptar la realidad. Cuando hay aceptación, no se cargan los músculos. El conflicto viene cuando hay una falta de aceptación".
La edad no es un impedimento para buscar alivio en el yoga, según Castander. "Lo único que hay que hacer es adaptarse a las limitaciones. Si hay problemas inflamatorios, de artitris, no hay que llegar nunca hasta un punto de dolor, sino estirar con suavidad, sin forzar".
Como ya habiamos hablado, en articulos anteriores, el yoga es una disciplina milenaria que conjuga ejercicios y respiración para perfeccionar la unión de cuerpo y mente.
Se ha revelado que el yoga es una solución eficaz contra el dolor de espalda. Hasta el momento la medicina occidental no había estudiado las posibilidades de esta disciplina en la lumbalgia, pero la experiencia de quienes la enseñan y practican y ahora también estudios como el realizado por expertos del Group of Health Cooperative y de la Universidad de Washington (EEUU) lo confirman: ciertas posturas o asanas alivian la lumbalgia, cuando ésta no se debe a una enfermedad subyacente.
"El yoga no es la panacea, pero puedo constatar que los alumnos nos refieren una mejoría e incluso la desaparición del dolor. Es corriente que dejen de tomar fármacos", explica Millán Castander, responsable de la Escuela de Yoga Sanatana Dharma en Pamplona.
"Una de las causas por las que vienen personas a esta escuela es el dolor de espalda, que suele ir acompañado de estrés, preocupación, nerviosismo, problemas para dormir. Normalmente tenemos dolor de espalda porque en esa zona se produce una carga muscular provocada por tensiones emocionales a las que no damos salida. Al estirar el músculo, lo que hacemos a la vez es relajarlo y así se colabora a que le llegue más sangre, se oxigene y tenga más posibilidades de recuperarse, eso no significa que el yoga sea una terapia", aclara.
Las bondades del yoga vienen dadas porque aumenta la flexibilidad y la fuerza, el tono muscular y libera la tensión pero también mejora la flexión de cadena y la flexibilidad lumbar y de los tendones. "Las asanas, los estiramientos, ayudan a crear un equilibrio entre la excesiva tensión de la musculatura posterior, demasiado fibrosa, como si el músculo fuera una rama seca, y la musculatura delantera, demasiado débil", precisa este experto con más de 25 años de experiencia.
Además, el yoga es compatible con el ejercicio físico. "Trabajan de diferente manera, el yoga lleva el estiramiento hasta el límite y en ese punto se relaja el músculo, se mantiene la respiración y el músculo cede un poquito, es decir, desarrollas la elasticidad. Al músculo que está acortado esto le va bien, pero cuando ya está estirado y precisa fortalecimiento necesitamos ejercicio físico".
Los efectos del yoga van más allá de lo corporal. "Los estiramientos están acompañados de respiración y relajación, con lo que poco a poco conseguimos interiorizar algo de esa actitud con la que hacemos las asanas para que en el día a día nos tomemos las cosas con más tranquilidad, aceptando las contrariedades y dificultades, que son una de las causas de las molestias de la espalda".
"En algunas personas -añade- la actitud mental con la que viven influye en el dolor. Con el yoga aprendes a aceptar el límite, no con resignación sino como invitación a superarlo, pero con suavidad. Esta actitud que se pone en la asana se puede llevar a la vida cuando tenemos conflictos laborales o de pareja, por ejemplo, de manera que nos ayude a buscar una solución y si no la tiene a aceptar la realidad. Cuando hay aceptación, no se cargan los músculos. El conflicto viene cuando hay una falta de aceptación".
La edad no es un impedimento para buscar alivio en el yoga, según Castander. "Lo único que hay que hacer es adaptarse a las limitaciones. Si hay problemas inflamatorios, de artitris, no hay que llegar nunca hasta un punto de dolor, sino estirar con suavidad, sin forzar".
