Como sabemos, el membrillo es una fruta con forma parecida a la de una pera, aunque también los hay redondeados. Presenta un color amarillo dorado con una textura vellosa y rasposa en unas variedades, lisa y brillante en otras. La Pulpa es dura y áspera, de color blanco amarillento, que resulta harinosa y algo jugosa.
EL ORIGEN DEL MEMBRILLO
El membrillero es autóctono (originario) de Europa meridional y de los países a orillas del mar Caspio (Persia y Armenia). Hoy día crece de forma natural en el centro y sudoeste de Asia y se cultiva en Grecia, Países Balcánicos y Argentina.
En la antigüedad, los griegos conocían una variedad común de esta fruta proveniente del membrillero (árbol de la familia de las Rosáceas que llega a medir hasta 4 m. de altura) que obtuvieron en la ciudad de Cydon, en Creta. En Grecia los membrilleros estaban consagrados a Afrodita, la diosa del amor.
Este fruto era el símbolo del amor y fecundidad, y los recién casados debían de comer uno antes de entrar en la habitación nupcial.
PROPIEDADES NUTRITIVAS
El membrillo es una fruta con un escaso contenido de azúcares, y por tanto un bajo aporte calórico.
De su contenido nutritivo apenas destacan vitaminas y minerales, salvo el potasio y cantidades discretas de vitamina C. No obstante, al consumirse habitualmente cocinado, el aprovechamiento de esta vitamina es irrelevante.
Las propiedades saludables de este fruto se deben a su abundancia en fibra (pectina y mucílagos) y taninos, sustancias que le confieren su propiedad astringente por excelencia. También contiene ácido málico, ácido orgánico que forma parte del pigmento vegetal que proporciona sabor a la fruta, con propiedad desinfectante y de favorecer la eliminación de ácio úrico. El potasio es un mineral necesario para la transmisión y generación del impulso nervioso y para la actividad muscular normal, interviene en el equilibrio de agua dentro y fuera de la célula.
Tiene propiedades astringentes y tónicas sobre las mucosas intestinales y es por eso que se ha empleado tradicionalmente en dietoterapia. La pulpa del membrillo destaca por su contenido en pectina, fibra soluble que ejerce diversas funciones orgánicas, en distintas situaciones o enfermedades. Se le atribuyen efectos benéficos en caso de diarrea ya que reduce el tránsito intestinal al retener agua. A esta acción se une la riqueza en taninos del membrillo, sustancias con propiedades astringentes y antiinflamatorias. Estos secan y desinflaman la mucosa intestinal (capa que tapiza el interior del conducto digestivo).
Por otra parte, la pectina aumenta el pH (disminuye la acidez) al llegar el ácido bien mezclado y neutralizado con los alimentos y la propia fibra, por lo que el consumo de membrillo está indicado en caso de trastornos gástricos (estómago delicado, gastritis, úlcera gastroduodenal). Además, la fibra soluble forma geles viscosos que fijan la grasa y el colesterol, con lo que disminuye la absorción de dichas sustancias, y esto es positivo en caso de hipercolesterolemia.
